miércoles, 20 de mayo de 2015

el medio del vendaval


MARTA GRACIA BLANCO









¿Os acordáis, mis queridos inexistentes lectores, del duelo de espadas de Kill Bill?
Es una de mis favoritas. La nieve fría, el blanco puro del kimono, los copos silenciosos, una sucesión de estampas precisas y preciosas, y la música, tan bien escogida, tan torera. Todo es ligero y delicado. Pero al final, las espadas afiladas cortan y hieren y matan. El blanco se rompe, la tela se rasga, la sangre mancha.
Pensaba ahora, por razones que no vienen al caso, que las palabras son como las espadas del samurai. Hay que tener cuidado al emplearlas porque cortan. Y en un duelo de palabras, nadie sale indemne. Pero suele vencer el que sabe emplearlas mejor.

4 comentarios:

Loam dijo...

Voy a abandonar mi inexistencia por un momento para dejar aquí un modesto y breve comentario a propósito de las palabras.
Con pulso firme, el asesino moja su fina pluma en la sangre de su víctima, y con elegante caligrafía escribe la palabra Amor.

Creo adivinar cuales son las "razones que no vienen al caso", y pienso que estaría de acuerdo contigo. O tal vez no, quién sabe.

Salud

tecla dijo...

Necesito leerte con más profundidad para comentarte.

la MaLquEridA dijo...

Algunas palabras como cicatrices no se borran.


Un saludo

PEPE LASALA dijo...

Así es Pili, las palabras a veces duelen y hieren, hay que usarlas con precaución, pues a veces son peores que los filos de esas espadas. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala