uno norte
veo perdones
rondando entumecidos
por todos lados
también
la luna llena
de ti
en el respaldo
de un poema
que adora ser feliz blindaje
veo charcos dibujados
con tiza
y enciclopedias de una sola página
arrancada
y fue muy rápido
para entenderlo
pero perdones
veo más
perdones engalanados con alfombras
vociferando nombres desde los tejados
en esos días abriles
donde quieres dejar de ser canción
en el cantante
perdones azulados y calipsos
muertos de sangre
comprendiendo en silencio
la rabia del sol
veo perdones
y tu lapislázuli sagrado
yo lo veo
perdones con los cabellos
completamente descabellados
orientados hacia el sur de nuestro pan
mayores de edad
culpables
mayores de edad en la inocencia
con la digna sepultura
de los que lograron reír sin carcajada
caminantes eternos
vírgenes
somnolientos
cuento de hadas
rascándose en el bostezo
del niño que no puede dormir
y perdones
perdones exagerando el deseo de volverte a subir
como los gatos
te veo perdón y maleta
en el lagrimal del ojo ciego
la voluntad ensimismada
en la cocina
perdones como castigos
en el fuego
de quemarse para florecer
y un volvamos a pintar el sueño errante de la corrupción
perdones decolorados
como muelas
como alfileres
analizando la histeria y la marca del hombre,
por el beso del psiquiatra
por los muebles en la boca impresionada
por tanto desastre sin invitación
y por la alquimia gitana
de darse cuenta
que los dolores más fuertes
se llevan en secreto/ eso te aprendí
pero esa tarde yo no estaba en el salón
me había quedado afuera
limpiando las manchas de las paredes
y claro que me importaba
era la charla final del seminario
pero los vidrios estaban empañados
desde adentro
entonces fue ahí cuando cogí el teléfono
porque no me gusta morir tan a menudo
lo cogí y recuerdo sudaba mares y postales de humo
hablé lo que un hombre debe de hablar
cuando del otro lado
sólo ves una imagen blanca
inaudita
terriblemente grande y pequeñita
y son dos idiomas/ maldita armadura de papel
dos dialectos dos mundos extraños
dos personas distintas
hay alianzas
que yo no las podré entender
nunca/ que la vigilia dejó de ser una puta sabia
cuando se apagaron los televisores
y nadie puede armar una semana
en dos días
sin perder un poco de hambre/ de control
y claridad/ la infiel jugada de pie
y el roce que te toca
y pensaste fue casual/ el pájaro herido
odiando volar
en su apareo
ni beber
del labio que se muerde
así como si nada
decir mujer en el fondo del relámpago
perdones
perdones en la noche fundamental
del sanatorio
por vivir
por entrar
por soledad
por el álgebra y el garabato
por esa flor
atropellada en las manos de cantar
veo perdones y veo sombreros y peces y te veo
hablándole bonito
a los sueños que te aterrizan
en una suavidad
ovacionada en el aplauso
y el secuestro
perdones mi perdón
admirando la violencia acuchillada
con que se escondieron casi todas las lágrimas
en esa bodega de campo
donde me duermo los siglos
para despertar
yo ya no quiero presenciar nunca más perdones en la vida/ porque perdonar e ir perdonados
son el mismo árbol que dejó ya de ser árbol
para transformarse en bofetada
y comunión
yo quiero terminar las manos y dejarlas enterradas bajo la parra/ cavar una visión de dorados patrimonios/ frente a frente de una taza de café
los ojos saltones y ojerosos
qué escribiste anoche?
lo escribí todo, contestarías
y si lo escribí fue para olvidar
saltar de un muro a otro/ masturbando el cuerpo por atravesarme de cóndores y campanarios
yo quiero fumar marihuana mientras te reúno piedras para que las lances
ebria de paz
y nunca más te mortifiques
ni arriba ni abajo
ni adentro ni afuera
ni en la guerrilla ni en el guerrillero
empedernidos acróbatas de un país en dictadura
quiero
también realzar el sexo y su apellido/ rasurar la gota que transcurre en la mejilla/ quiero,
ser adicto a la nueva moda de respirar normal
devastar la tos como conjuro
y por las noches
taparme con una manta de estrellas
en aquel sofá donde mi padre
un día soñó con irse a descansar,
quiero
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