uno norte
premonición a las 05:43 AM
desnuda visité un rincón de tu memoria...
Cristina Martín
tengo dos tres cuatro muñecas
en el único brazo
que me va quedando
bueno
o libre
que por arte de magia y porterías
renegué de ellos
cuando se me erizó la palabra
muda
aún sabiendo que sueles llevar rizos en los dedos
justificando así el arte de mi azar
y es que ayer
tuve un sueño de esos feos
casi diría
tremendo
soñé de qué me iba a morir
y no era ni de viejo/ ni de cáncer/ ni de gatos
ni de maceteros
iba a morir
a causa de un bombazo
así
tal cual como lo oyes
en el maldito play de los inefables terroristas
como se ha puesto de moda
esto de andar poniendo bombas aquí en Santiago
se me metió una hormona Nostradamus
en el encaje más tibio que masturba la pesadilla
que iba pasando por una cafetería de la calle Londres
que entraba pues tenía que entrar
no recuerdo si era una cerveza/ un té/ o una empanada
lo que me estaba sirviendo
quizás no consumía nada
o tal vez desde hace años que me consumo yo mismo y tan despacio
no lo sé/ solamente estaba ahí
y más allá del sueño
el asunto es que como un satánico estornudo patrocinado por el TNT
el mundo desaparecía en un brutal chispazo
llevándose en sus nalgas
a una docena de comensales
acostumbrados a ser perros
sin saber ladrar
el flash que te dejó ciego
cuando tuviste cuatro ojos
y un labial
la vida es una miseria cuando te sobra y te la suda
y esa cochinada/ el humo previo de la cruz que le falta un codo
las fugaces miradas manicomias
en aquella fracción de segundo previo
a la avalancha demencial
de los abejorros
y la explosión
y el silencio que jamás ocurrió
y el humo negro y rojo y hediondo a piel incinerada
y los gritos y las paredes en el suelo y la nube de tierra que se levantaba hasta tu casa
y la psicosis y las sirenas y la gente corriendo y lo mutilado del paisaje
y la poli cerrando lo que quedaba de calle
y la prensa que salía enloquecida desde sus despachos cogiendo frenéticos sus veloces Renault
y la presidenta Bachelet muerta de miedo en el Congreso
y las palomas que no querían posarse nuevamente sobre los tejados/ y lloraban
lloraban como pájaros llorando
y un niño que llegó corriendo desde anda a saber dónde
que pasó por debajo de los cordones de seguridad vulnerando plásticos y carnes
y que apenas apreció lo macabro del espectáculo
se sentó en la cuneta/ se tomó la cara con las manos/ tembló
y se convenció que lo fragmentado de los miedos
no eran esas manos sucias y peludas
que aparecían por las noches debajo de su cama
y que lo agredían
no
que no era nada eso
era esto otro
que tenía al frente de sus ojos
un café descuartizado
donde nadie
alcanzó a pagar la cuenta
ni la sangre
cuando desperté por la mañana
lo que realmente
me atormentó hasta lo imposible
no fue la profecía
no,
fue otra cosa
fue el no poder darme cuenta
quién se carga a quién
cuando se sueña
1 comentario:
* a esas, que salirse del asesinato es
darle los buenas días al sueño infernal.
'Ahí nace el indulto'
y era morir dos veces*
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